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El Tridente del Edén (Trident of Eden en inglés) fue un artefacto precursor con la capacidad de proyectar sobre los seres humanos al menos tres emociones distintas: fe ciega, miedo y devoción.

En la segunda mitad de 2016, la existencia del Tridente fue descubierta de manera accidental generando gran interés tanto de templarios como Asesinos[1].

Portadores a lo largo de la historia[]

En forma completa[]

En forma parcial[]

Punta de la fe[]

Punta del miedo[]

Punta de la devoción[]

En forma completa (reensamblado)[]

Historia[]

El Tridente[]

Era Isu / Prehistoria[]

Creado en algún momento de la Era Isu, el Tridente era usado con fines desconocidos aunque muy probablemente como arma. Minerva, consciente del potencial destructivo del artefacto, ideó un modo de deshacerse de él: mediante los cálculos enlazó los linajes de seis individuos que a lo largo del tiempo estarían en contacto con el Tridente para que, en algún momento y mediante una submemoria creada por ella misma, lograran destruirlo[3].

Aun así, luego de la Catástrofe de Toba los precursores resultaron inmensamente mermados en cantidad y poco a poco su especie fue desapareciendo, y con ello los Fragmentos del Edén quedaron abandonados alrededor del mundo.

Siglo III a. e. c.[]

ACCI DB Alexander the Great

Alejandro Magno.

De algún modo el Tridente llegó a manos de Alejandro Magno, que gracias a los proto-Templarios también se hizo con un Cetro del Edén. Ambos artefactos resultaron claves en su campaña de conquista, siendo el Tridente usado en el campo de batalla mientras que el Cetro lo era en el plano político. De ese modo cimentó su legendaria fama[1].

Sin embargo cuando Alejandro murió abruptamente en 323 a. e. c., sus generales más cercanos decidieron desmontar el Tridente y dividirlo en tres partes, tres puntas o "dagas". Una de ellas fue para Seleuco, quien la llevaría a Asia donde fundaría su propio imperio. La segunda punta la recibió Ptolomeo, quien fundaría un reino en Egipto. Mientras que la tercera fue enviada a Macedonia, tierra de Alejandro[1].

Las puntas[]

Punta de la fe[]

Siglos IV a. e. c. - XVI[]

Una de las puntas del Tridente fue para Ptolomeo I Sóter, general de Alejandro, quien fundaría un reino en Egipto. Esta podía generar fe ciega en multitudes e incluso ejércitos, permitiendo a su portador ejercer de guía y líder sobre sus seguidores.

Con el tiempo terminó en Roma, en poder de los césares, y luego en manos del Vaticano. Alrededor de 1458 el papa Calixto III la entregaría al rey Alfonso V en compensación por su apoyo político. La punta permaneció en poder de la dinastía española hasta que Carlos V la entregó a Hernán Cortés en el siglo XVI, en plena Era de los Descubrimientos[1].

In The Thick Of It PL

Los hombres de Cortés marchando a Tenochtitlán.

Como conquistador, Cortés usó la punta en su travesía al Nuevo Mundo. A lo largo de su campaña contra los aztecas se valió del artefacto para fortalecer emocionalmente a sus hombres -quienes se sentían vigorizados frente a su presencia siendo capaces de enfrentarse a los indígenas incluso en las condiciones más desfavorables- así como para convencer a otros pueblos de la zona de apoyarle -como hizo con los tlaxcaltecas en 1519-.

Cortés llevaba la punta entre sus prendas a manera de daga, debido a su forma puntiaguda[1].

Siglos XVI - XIX[]
Guerra México-Estadounidense[]

Al parecer la punta permaneció en México hasta el siglo XIX, cuando fue tomada de los bienes del gobierno español en plena Intervención estadounidense. Posteriormente pasó a manos del Club Azteca, una sociedad de veteranos de la guerra que tuvo un rol en la política de Estados Unidos[1].

Guerra de Secesión[]

Para 1863, en medio de la creciente Guerra de Secesión, los Asesinos descubrieron la verdadera naturaleza del artefacto por lo que encomendaron a Varius, un miembro activo en la ciudad de Nueva York, para encontrarla. Sin embargo, sus actividades despertaron las sospechas de los templarios, que también enviaron a un agente suyo, Cudgel Cormac[1].

La madrugada del 13 de julio Varius se coló en la Casa Astor, residencia del Club Azteca en ese entonces, y mediante su vista de águila detectó el aura de la punta en el quinto piso del hotel. Tras entrar por una ventana y recorrer las habitaciones encontró lo que buscaba en una pared decorada con recuerdos. Los veteranos tenían la punta como un simple tótem, sin ser conscientes de su poder.

Astor House, New York City 1862

La Casa Astor en Nueva York.

Con el objeto en su bolsillo, Varius se dispuso a partir pero descubrió que estaba siendo observado. Usando su abrigo como señuelo distrajo a Cudgel el tiempo suficiente para escalar al tejado. Camuflándose entre las varias chimeneas el encapuchado intentó hacer frente al nieto de Shay Patrick Cormac pero este, como buen cazador, concentró sus sentidos y guiándose de su oído disparó un dardo paralizador sobre su enemigo.

Aunque pudo desplazarse por unos segundos antes de caer bajo el efecto de la droga, Varius recibió otro dardo en las calles cercanas de Broadway y cayó inconsciente. Orgulloso, el templario prefirió dejarlo vivo para que cargase con la vergüenza de su fracaso y se marchó con la punta[1].

Paralelamente Eliza, una sirvienta de color al servicio del Gran Maestre William Tweed, vio todo lo sucedido y se acercó a Varius creyendo que era el hombre que su padre había sido enviado a entregar una carta. Sin embargo era Cudgel a quien ella buscaba. Horas después, cuando asomaba la luz del día, Varius recuperó la consciencia y tras oír a la joven prometió ayudarla si es que encontraba a Cormac.

La oportunidad se presentó al anochecer, cuando por fin Eliza regresó a la residencia del señor Tweed y encontró a su padre muerto en compañía de Adelina Patti y Tommy Greyling. Mientras estos la consolaban Varius se ocultó esperando la llegada de Cudgel. En efecto, poco después, el templario entró por el ático de la casa para reunirse con el Gran Maestre pero los llantos lo distrajeron.

Ruinas del Crystal Palace

Las ruinas del Crystal Palace.

El Asesino arremetió contra su enemigo y le hirió con un cuchillo en el brazo. Este, viendo que no estaba en condiciones de pelear, huyó hacia el norte intentando camuflarse entre los protestantes pero solo llegó a las ruinas del Crystal Palace antes de ser herido por otro cuchillo en la espalda.

Habiendo soltado su rifle en el forcejeo y sin otra arma a la mano, Cudgel tomó la punta y decidió probar su poder. Mientras discutía con Varius, sus palabras e ideales templarios surgieron un efecto en este, confundiéndole. Era el poder del artefacto que estaba obligando al Asesino a escuchar las palabras de su enemigo. Aprovechando la situación el templario tomó uno de sus puñales y sosteniéndolo entre sus dedos lo clavó en el abdomen de Varius.

Sin embargo Cudgel no se percató de Eliza, que se había acercado sigilosamente tomando su rifle, y de pronto sintió el pinchazo de un dardo que poco a poco lo inmovilizó. Furiosa por la muerte de su padre culpó a Cudgel y los templarios por todo lo que había pasado y, ante la impotencia de este, le arrebató la punta y prometió combatirlos como una Asesina.

Llorando por su derrota, Cudgel sintió el filo del artefacto contra su garganta antes de perder el conocimiento[1].

Tras llevar a Varius a un hospital, Eliza tomó un ferry y partió en busca del general Ulysses S. Grant en Vicksburg, Misisipi. Durante el tiempo que conservó el artefacto fue capaz de entender mejor sus poderes y cuando lo encontró pudo mostrarle cómo funcionaba. Así Grant descubrió que aquella reliquia del Club Azteca era más que una simple curiosidad.

Grant durante la Guerra Civil

El general Grant liderando a sus hombres durante la guerra civil.

Con la punta de la fe en su poder, Grant no solo obtuvo algunas victorias militares sino que se ganó el apoyo del presidente Lincoln, que lo nombró general en jefe del ejército de la Unión. Asimismo le permitió alcanzar la presidencia de los Estados Unidos en dos ocasiones[1].

Sin saberlo Grant fue manipulado por los templarios durante su gestión presidencial siendo acusado de actos de corrupción[4] y conservó la punta hasta su muerte, ocultándola en su cabaña en el monte McGregor[1].

Siglo XXI[]
Descubriendo el artefacto[]

En octubre de 2016, Sebastian Monroe, antiguo empleado de Industrias Abstergo y templario desertor, descubrió por accidente la existencia de la punta de la fe mientras brindaba una sesión gratuita en el Animus a los estudiantes Owen Meyers y Javier Mondragón. Cuando descubrió algo extraño en los recuerdos del ancestro de Javier, el guerrero tlaxcalteca Chimalpopoca, decidió cortar la simulación para no advertir a la orden[1].

Sin embargo creyó que lo mejor era evitar que tanto templarios como Asesinos se hicieran con el artefacto, pues en cualquier caso seguía siendo un objeto peligroso. Así, con los datos de su investigación sobre memorias genéticas concordantes, reunió días después a un grupo de adolescentes -Owen y Javier incluidos- cuyos antepasados habían cruzado caminos en 1863.

En una sola noche, usando su versión del Animus que permitía simulaciones múltiples al mismo tiempo, Monroe corroboró el paradero de la punta: la cabaña Grant, ahora un museo histórico. Sin embargo el escondite fue invadido por agentes templarios que capturaron a los chicos.

Huyendo de los templarios[]

Mientras observaban a sus compañeros ser capturados, Owen y Javier montaron la moticicleta de Monroe y huyeron por le agujero que este dejó tras huir con su bus. Conscientes de que no podían regresar a casa, se alejaron de la ciudad cuanto pudieron y permanecieron en el bosque por unas horas.

Alrededor del mediodía un hombre encapuchado apareció. Se trataba de un Asesino llamado Griffin. Aunque Javier no confiaba en él, Owen vio que era la única opción disponible para rescatar a los demás y encontrar el Fragmento del Edén. Entonces, tras discutirlo un momento, decidieron contarle el paradero de la punta y juntos partieron al lugar[1].

Recuperando el artefacto[]

Tras armarse y equiparse con bombas de humo, el trío voló a Nueva York. Al anochecer, se colaron en la cabaña y mediante el efecto sangrado Owen intentó detectar el artefacto del mismo modo que hizo Varius en 1863. Finalmente un zumbido le indicó que estaba oculta bajo el suelo de un salón.

Cabaña de Ulysses S

La cabaña de Ulysses Grant en el monte McGregor.

En efecto, tras remover unos maderos cubiertos por una alfombra, encontraron una caja metálica pero al abrirla solo hallaron una medalla militar. Owen estaba seguro de que la punta estaba ahí pero alguien se les había adelantado. Los chicos pensaron que tal vez Monroe había jugado con ellos pero de pronto aparecieron helicópteros de Abstergo y tuvieron que huir[1].

Punta del miedo[]

Siglo IV a. e. c.[]

La segunda punta del Tridente la recibió el general Seleuco I Nicátor, cuyo imperio se expandió por el este llegando a dominar parte de Asia. Esta tenía permitía a su portador combatir contra sus enemigos creando visiones y alucinaciones de sus peores miedos.

Siglo XIII[]
El asedio[]

De algún modo la punta terminó en manos de Möngke Khan, cuarto Gran Kan del Imperio Mongol y fundador del rito mongol de la Orden Templaria. Desde su nombramiento como kan, su campaña militar se había enfocado en la lucha contra la dinastía Song[2].

Hu Guo Gate

El pasadizo que conecta la puerta Hu Guo con la fortaleza Diaoyu.

En el verano de 1259 su ejército estaba asediando la fortaleza Diaoyu, al sur de China. Sin saberlo eso sellaría su final: un comandante del ejército Song murió a manos del oficial Bayan mientras defendía el lugar. Aunque los mongoles aprovecharon la oscuridad de la noche para infiltrarse, de pronto los chinos les habían rodeado con arcos y cañones sin siquiera ser vistos, algo que llamó la atención de Bayan que empezaba a creer que había una entrada secreta a la fortaleza.

Por otro lado, desolada por la muerte de su padre, una joven china llamada Zhang Zhi juró venganza sobre el kan y decidió seguir sus pasos como Asesino.

La venganza[]

Meses después, ese mismo año, Zhi cruzó los bosques más allá de la muralla y llegó hasta el campamento mongol. Tras matar a un par de guardias con su ballesta, se coló en la tienda más grande y, como esperaba, encontró a Möngke Khan, durmiendo plácidamente.

Su furia era incontenible. Por más que Kang, el mentor de su padre y ahora de ella, le había advertido que no estaba lista, no tenía ganas de oír más sermones. El credo y la disciplina no iban con ella, solo quería vengar a su padre. Su muerte no sería en vano.

Entonces acercó su hoja oculta al cuello de su objetivo y en parpadeo la atravesó. Los ojos del kan se abrieron súbitamente y lo último que vio fue el rostro de su asesina. Estaba hecho.

Por una fracción de segundo, antes de huir corriendo, la joven vio la armadura de su víctima al lado de su cama... y en ella una especie de cuchilla. Aunque no lo sabía, se trataba de la punta del miedo[2].

La tumba de los kanes[]

Seis semanas después del asesinato, el príncipe Asutai, acompañado de los Kheshig, entre ellos Bayan, llevó el cuerpo de su padre a la montaña donde se encontraban los restos del legendario Genghis Khan y sus ancestros.

Burkhan Khaldun

La montaña Burkhan Khaldun.

Aunque había hecho creer a las tropas que murió de disentería, el príncipe y la guardia real sabían la verdad. No solo eso, Bayan -que sin saberlo enfrentó a la asesina del kan- había sido invitado a unirse a los templarios debido a su valentía. La punta, junto con varios juegos de armas, trajes y piedras preciosas, estaban acompañando la procesión en una carreta[2].

Tras cruzar un valle en la base de la montaña, los hombres se dirigían a una formación rocosa en forma de cuerno de buey. Ese sería el lugar de descanso del kan, y el de la punta[2]. Antes de llegar Asutai preguntó a Bayan si había pensado en la oferta. Con humildad, este aceptó seguir sirviendo a su imperio.

Siglo XXI[]
Conviviendo con los templarios[]

Semanas después de la desaparición de la punta de la fe, ambos grupos se hallaban en busca de la segunda. Owen y Javier, entrenados por Griffin y ayudados brevemente por Rebecca Crane, siguieron los recuerdos de Zhang Zhi; mientras que Sean, Natalya, Grace y David permanecían recluidos en La Aguilera, una instalación de Industrias Abstergo a cargo de Isaiah y la doctora Victoria Bibeau.

Isaiah observa a los chicos

Isaiah observando a los muchachos.

Aunque persuasivo y carismático, Isaiah se mostraba muy interesado en hallar las demás puntas del Tridente y poco a poco fue presionando a los chicos para pasar más tiempo en el Animus. La manipulación incidió sobre todo en Sean, que veía en las simulaciones una vía de escape de la realidad, ya que no podía usar las piernas tras un accidente. Mientras tanto Natalya, consciente de que su antepasado Bayan era el candidato a revelar el paradero del artefacto, iba sintiendo cada vez más repeluz a la violencia de las batallas libradas por los mongoles sino también del propio efecto que tenía el Animus en su cabeza, por lo que fue postergando sus sesiones[2].

El rescate. La huida[]

Dado que Zhi no les dio la respuesta que buscaban, Griffin planeó una incursión y rescate en La Aguilera. Curiosamente su plan coincidió con el de Monroe, que también se coló en el lugar gracias a un contacto. En 2016, Owen y Javier, que habían pasado los últimos días entrenando con Griffin se propusieron encontrar la segunda punta del Tridente. Si bien Zhang Zhi era antepasado de Owen, no les llevó a descubrir el paradero final de la Pieza por lo que se vieron obligados a buscarla en sus compañeros, reclutados por Isaiah en la Aguilera. Su plan de rescate coincidiría con el de Monroe, que se infiltró en el lugar gracias a la ayuda de Cole, una colega templaria.

Aunque Natalya y David consiguieron escapar, Owen y Monroe fueron capturados por los agentes de seguridad. Ante la desaparición de Aliyev, Isaiah se ausentó dejando a la doctora Bibeau a cargo. Conscientes de que podría estar buscando la punta por su cuenta, los prisioneros escaparon dejando a Sean que prefirió quedarse cerca al Animus, el único mundo donde podía caminar y ser feliz[2].

Reencuentro. Desconfianza[]

Aunque fue llevada al Animus por Griffin, Natalya se resistió a revelar la ubicación del artefacto también a los Asesinos. Prometiendo guiarlo en persona, partió junto con los demás a Mongolia, donde se encontraba la tumba de los kanes. Al llegar a las rocas en forma de cuerno de buey, Natalya no podía dejar de ver a Asesinos y templarios con desprecio por lo que tomó una decisión: tomando la ballesta de Javier disparó un par de dardos tranquilizantes a Griffin y su compañera Yanmei, uno a cada uno.

Mientras buscaban la entrada llegó el resto del equipo. Tras activar un interruptor que llevaba grabada una cruz templaria accedieron a una cueva sellada. Escarbaron y las horas pasaron pero entonces helicópteros aparecieron y hombres armados descendieron al lugar. Isaiah había llegado.

Recuperando el artefacto. El verdadero enemigo[]

Reducidos y superados en número, los chicos y Monroe solo pudieron observar. Los Asesinos habían desaparecido. Usando palancas los hombres de Isaiah abrieron paso a su líder que se sumergió en la penumbra, entonces los encapuchados aparecieron.

Aprovechando la distracción, Owen y Javier corrieron para detener al templario armados con cuchillos pero entonces lo vieron. Frente a un sarcófago de piedra, rodeado de las ofrendas dejadas a Möngke Khan, Isaiah sostenía la punta del miedo y sin decir palabra neutralizó al dúo. No lastimándolos sino usando sus demonios internos contra ellos mismos; Javier no podía dejar de oír los insultos de su familia, recriminándole por existir, por ser homosexual, por todo, y cayó de rodillas llorando, Owen solo permaneció inmóvil mientras sus peores visiones lo atormentaban[2].

Triunfante, el templario avanzaba mientras todos a su alrededor chillaban viendo sus miedos desfilar con él. Yanmei, gritando, intentó atacar pero el temor la volvió débil y falló. Isaiah no perdió la oportunidad y le clavó la punta en el estómago hiriéndola de muerte.

Sintiéndose invencible, Isaiah clamó que ya no era un templario y que todo aquel que no le siguiera moriría. Sus hombres entonces se marcharon con él, subiendo a los coches y helicópteros.

Libres de la influencia del artefacto, los chicos y Griffin cargaron el cuerpo de Yanmei pero poco pudieron hacer. En pocos segundos dejó de moverse. Sin más que hacer decidieron abandonar el lugar.

Un nuevo plan: Alianza[]

Poco después llegó un equipo liderado por la doctora Bibeau, tomando por sorpresa a los otros. Sin embargo no tenía idea de lo sucedido hasta que se percató de un mensaje recibido. Sus sospechas fueron confirmadas: Isaiah había abandonado la orden y, peor aún, confesado que tuvo la punta de la fe desde el principio. Así las cosas, la enemistad entre Asesinos y templarios perdía sentido ante una amenaza que podía acabar con ambos por lo que, convencidos por los chicos, decidieron pactar una tregua hasta encontrar la tercera punta y detenerle[2].

Por su parte, Isaiah regresó a La Aguilera y se llevó a Sean consigo puesto que gracias a sus sesiones había descubierto que su antepasado vikingo Styrbjörn estuvo en contacto con la tercera pieza del Tridente. La punta se encontraba en algún lugar de Escandinavia[2].

Punta de la devoción[]

Siglos IV a. e. c. - X[]

La tercera punta, que generaba sentimientos de devoción y admiración hacia su portador, fue enviada a Macedonia, tierra natal de Alejandro. Con el pasar de los años terminó también en manos de los césares romanos y luego de los papas católicos[1].

Siglo X[]
Sacro Imperio Romano Germánico[]

Como regalo del papa en Roma, la punta llegó a manos del rey Otón el Grande que la usó para consolidar su imperio[3].

Tiempos nórdicos. Harald Bluetooth[]
Harald siendo bautizado

Grabado que representa el bautizo de Harald Bluetooth.

Alrededor del año 965 Otón envió a un clérigo llamado Poppa para expandir su religión por tierras inhóspitas. Con la punta en su poder llegó hasta Harald Bluetooth, rey de Dinamarca, que eventualmente aceptó ser bautizado. Con el artefacto en su poder expandió su influencia a Noruega convirtiéndose en un soberano influyente, al tiempo que imponía el cristianismo a sus súbditos.

Sin embargo una ola de cambio llegó en 984. Un hombre que se hacía llamar Styrbjörn, liderando a los jomsvikingos, se enfrentó a su flota y contra todo pronóstico llegó hasta su drakkar. Como la tradición exigía hubo una pelea de uno contra uno en la que, tras un par de certeros hachazos, el escudo de Harald fue partido a la mitad.

Derrotado frente a sus hombres, el rey tuvo que acceder al pedido de su retador: prestarle su flota para luchar contra su tío Eric, que aparentemente había usurpado el trono que le correspondía por derecho. Presionado por las circunstancias y su esposa Gyril, que además era hermana de Styrbjörn, Harald apoyó la campaña del príncipe pero intentó influenciar sobre él usando la punta que llevaba siempre colgando de su cinturón. Extrañamente no surtió efecto[3].

Luego de varias sospechas Styrbjörn el Fuerte, como ahora le llamaban, se percató de la misteriosa daga en manos de su cuñado por lo que quiso respuestas. Aprovechando su desgano, ofreció dejarle ir junto con todos sus barcos y regresar a su tierra solo si lanzaba la punta al mar. Aunque Harald negaba que tuviese algún valor, su férrea negativa convenció a Styrbjörn de lo contrario.

Como no era un hombre que aceptaba un no por respuesta, insistió burlón. La ira del rey de Dinamarca solo crecía con cada palabra pero mantuvo su postura.

Finalmente las naves se detuvieron en la entrada del río Fyris ante un muro de estacas. Eric era consciente de que estaban en camino, confirmando los temores de Harald. Pero no había muro capaz de detener al orgulloso Styrbjörn, que decidió continuar a pie. Bluetooth creía que se dirigía a una muerte segura y sintió pena por Gyril por lo que se dispuso a dormir con sus hombres.

Pero este no la tuvo tan fácil. Tomándolo del brazo señaló que dormirían juntos hasta el amanecer. Harald se negó. Bjorn insistió y lo empujó contra un árbol para dejar claro quién mandaba. Sin decir palabra, el rey sacó la misteriosa daga y se la dio para luego marcharse. Styrbjörn contempló la cuchilla con ingenuidad y no comprendía qué de santo tenía[3].

Al día siguiente, Harald Bluetooth se había marchado con toda su flota. Los jomsvikingos estaban solos.

Styrbjörn el Fuerte[]
Stybjörn el Fuerte

Styrbjörn el Fuerte.

La impulsividad del hijo de Olof Björnsson le impidió pensar en una estrategia por lo que junto a sus hombres decidió continuar la marcha en el bosque. Pero lo que parecía un regreso triunfal pronto se convirtió en una lucha personal.

Aconsejado por Torgny el Letrado, Eric había lanzado una amenaza a cualquiera que intentara unirse a las filas rebeldes. Además había designado al aprendiz del anciano, Thorvald Hjaltason, para liderar la ofensiva contra su sobrino. De ese modo, con su conocimiento del terreno, elaboró una serie de trampas a lo largo del bosque: palos y estacas bañados en veneno que aunque no acabaron instantáneamente con los jomsvikingos desgastaron sus filas paulatinamente. Asimismo organizó a un grupo de hombres del campo y les entrenó para lanzar ataques nocturnos de forma rápida y anónima.

En uno de esos ataques murió Palnatoke, teniente del príncipe sueco, a manos del propio Thorvald. Mientras tanto Styrbjörn, sin dejarse intimidar, acabó sin esfuerzo con tres enemigos. Cuando Hjaltason se disponía a eliminarlo se percató de la extraña cuchilla en su cinturón y se dio cuenta de su verdadera naturaleza. Así las cosas decidió marcharse con sus hombres pues debía informar a su mentor[3].

Siglo XXI[]

Antes de desaparecer con Isaiah, Sean confirmó que uno de sus ancestros, Styrbjörn el Fuerte, tuvo la tercera punta entre sus manos. Victoria Bibeau creía que de hecho se encontraba en algún lugar de Escandinavia[2].

Apariciones[]

Fuentes y/o referencias[]

  1. 1,00 1,01 1,02 1,03 1,04 1,05 1,06 1,07 1,08 1,09 1,10 1,11 1,12 1,13 1,14 1,15 1,16 1,17 1,18 1,19 1,20 1,21 1,22 1,23 1,24 1,25 1,26 1,27 1,28 1,29 1,30 1,31 1,32 Assassin's Creed: Last Descendants
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  4. Assassin's Creed: Last Descendants - Locus

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