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Un palomar en el Cuartel de Bartolomeo d'Alviano en Roma.

Los palomares, así como las palomas mensajeras que albergan, es un medio de comunicación que históricamente fueron utilizados por los Asesinos para intercambiar de forma encubierta mensajes y tareas.

Historia[]

Tercera Cruzada[]

Durante la Edad Media y la Tercera Cruzada, los palomares se encontraban dentro de Masyaf y la Casa de Asesinos local de cada ciudad. Los mensajes a menudo se enviaban al Rafiq de la casa para informarle sobre los contratos, o sobre la llegada de ciertos Asesinos a su ciudad. Durante la Búsqueda de los Nueve, el Mentor Al Mualim envió palomas de su estudio a las ciudades de Damasco, Acre y Jerusalén para informar a los Rafiqs locales sobre la eminente llegada de Altaïr Ibn-La'Ahad a la ciudad, y sobre su objetivo actual.[1]

Renacimiento[]

The Shadow Game

Palomas entregando mensajes a Monteriggioni.

En el momento del Renacimiento y la Baja Edad Media, la mayoría de los contratos enviados por la paloma fueron asignados por Lorenzo de Medici, y fueron ejecutados por Giovanni Auditore, y más tarde, por su hijo Ezio.[2] Mario Auditore también hizo uso de palomas en Monteriggioni, aunque principalmente para recopilar la información recopilada por los espías que envió a otras ciudades.[3]

Cuando los Asesinos construyeron su hermandad en Roma, Nicolás Maquiavelo logró plantar varios espías en las fuerzas Borgia. Estos hombres reunieron los nombres de importantes figuras templarias, que a su vez fueron entregadas a Ezio Auditore a través de palomares en Roma. Para recibir más asignaciones, Ezio habló con Pantasilea Baglioni, quien le informaría sobre el progreso de Maquiavelo y sobre la naturaleza del conjunto actual de contratos.

A través de estos palomares, Ezio no solo podía aceptar misiones, sino que también podía asignar a sus aprendices sus propias misiones, así como mejorar la armadura y las armas utilizadas por cada aprendiz.[4] Como la mayoría de los tejados estaban restringidos a civiles, los aliados de los Asesinos podían dejar mensajes en las palomas para luego ser recogidos por miembros de la orden.[3]

En Constantinopla, los palomares siempre estaban ubicados cerca del suelo, en áreas aisladas al lado de estaciones de fabricación de bombas. Aunque funcionaron de manera similar, también fueron notablemente más pequeños que los encontrados en Italia.[5]

Edad de oro de la piratería[]

A principios del siglo XVIII, los Asesinos continuaron utilizando palomares, y tenían varias estacionadas en islas alrededor de las Indias Occidentales. El pirata Edward Kenway usó estos palomares para recibir contratos, cuyos objetivos a menudo se encontraban en islas cercanas.[6]

Galería[]

Curiosidades[]

  • Fiora Cavazza traicionó a la orden de los templarios y se alió con los Asesinos esperando cerca de un palomar, y hablando con un guardia que presenció dejando un mensaje en uno.
  • Francesco Vecellio envió un mensaje a Giovanni Borgia por una paloma mensajera, aunque pudo volar directamente a su habitación, en lugar de una cooperativa.

Referencias[]

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