Mateo Galán fue un Asesino de la Hermandad española que fue reclutado cuando su aldea entera, junto con su familia, fueron arrasadas por la Inquisición española por albergar a un fugitivo.
Biografía[]
Nacido durante el Renacimiento, Mateo Galán fue un joven y solemne iniciado Asesino que provenía de un pequeño pueblo campesino en las afueras de Murcia. Mateo y su familia eran simpatizantes de los Asesinos, pero disfrutaron de una vida simple antes de la influencia de Tomás de Torquemada, el Gran Inquisidor de la Inquisición española, que se produjo en España.
Mientras Mateo estaba en un viaje a Murcia para vender las mercancías de su familia, un criminal conocido que estaba siendo rastreado por las fuerzas de la Inquisición se escondió en su aldea. Al encontrar al fugitivo, los soldados de la Inquisición incendiaron la aldea y asesinaron a todas las almas presentes por albergar al notorio traidor, ya sea cómplice o no.
Cuando Mateo regresó y encontró a todo su pueblo y su familia asesinados, no pudo hacer nada más que llorar. Un día después, los Asesinos lo encontraron tendido en las cenizas, todavía agarrando el cuerpo de su madre muerta. Sintiendo lástima por el pobre muchacho, decidieron adoptarlo.
Los Asesinos entrenaron a Mateo en los caminos y los ideales del Credo, pero el niño se volvió cada vez más hosco a medida que avanzaba el tiempo. A medida que crecía, Mateo se convirtió en un Asesino estoico y solemne, que se negó a hablar, excepto para reafirmar su voto de servir al Credo y buscar venganza contra las fuerzas de la Inquisición.
Aparición[]
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