Juana de Arco (en francés Jeanne d'Arc; en inglés Joan of Arc) (1412 - ¿?), conocida como la Pucelle o la Doncella de Orléans, fue una heroína militar y santa francesa.
Biografía[]
Vida temprana[]
Niñez y adolescencia[]
Nacida como una campesina en Domrémy, Juana recibió el diminutivo "Jeannette" en su juventud. Alrededor de sus trece años comenzó a tener visiones que según ella provenían de los santos, que acompañadas de unas voces le señalaban una misión divina: liberar a Francia de la ocupación inglesa[1].
A medida que crecía, Juana comenzaba a frecuentar por un río como si estuviese hablando con alguien, como observaban sus hermanos Pierre y Jean. Para mayor extrañeza, comenzó a escabullirse por las noches para presenciar los maitines en la iglesia.
Buscando al delfín[]
El 1 de mayo de 1428 la joven conoció a su primo Gabriel Laxart. Este último, sin saberlo, podía ver un aura creciente alrededor suyo. Sumado a su interés personal en ella debido a su personalidad atrayente fue cuestión de tiempo que ambos se volvieran cercanos. El 12 de mayo Juana se dirigió junto a él a Burey-en-Vaux para pedir ayuda a su familia en su misión.
Ambos convencieron a Durand para que les llevase a la comuna de Vaucouleurs. Allí, Juana insistió en conocer al capitán Robert de Baudricourt con el fin de visitar al delfín en Chinon. A pesar de su insistencia no lo consiguió y más bien retornó a Domrémy para luego dirigirse a Neufchâteau tras un ataque.
Meses después se vio envuelta en un lío judicial por un contrato marital. Juana se rehusaba a comprometerse con su fiancé, alegando que nunca había aceptado[1].
El 7 de enero de 1429, De Baudricourt continuaba negándose a ver a Juana. Con frío y hambre por permanecer largos ratos fuera de su establecimiento, la joven se desanimó profundamente, teniendo en Gabriel un pañuelo de lágrimas. En voz alta se lamentaba por el sufrimiento de Orléans iniciado en octubre pasado con el asedio inglés.
Finalmente la fortuna le sonrió. Jean de Metz, escudero de De Baudricourt, se acercó a la joven para hacer que se retire. Sin embargo la joven se mantuvo firme y, mientras hablaba, el escudero pudo observar el resplandor sobre su piel. Ello fue suficiente para que De Metz cambiase de parecer y prometiese protegerla[1].
La Guerra de los Cien Años[]
La Doncella de la Profecía[]
Juana fue enviada donde el señor feudal y duque Charles de Lorraine, quien la recibió con los brazos abiertos con la esperanza de que realizara algún milagro curativo. Ella sin embargo le regañó por su amante y pidió la ayuda de su yerno en su misión.
Las noticias sobre la Doncella de Lorraine se esparcieron durante su estancia en Vaucouleurs y para el 22 de febrero del mismo año la gente del pueblo estaba recolectando provisiones para Juana y sus hombres tras su regreso de Nancy[1].
La guerra continuaba su curso, y Juana se alzaba como la esperanza de Francia. Mientras esperaba reunirse con Carlos VII en el castillo de Chinon, guiada por sus "voces", encontró una pieza escarlata en la antigua celda de Jacques de Molay. Posteriormente encargó a Gabriel Laxart y Jean de Metz que le consiguieran una espada que solo ella podía usar.
Y así hicieron. Laxart y De Metz encontraron una Espada del Edén bajo la iglesia de Santa Catalina y la llevaron ante la heroína. Sin usarla frecuentemente, Juana desconocía la verdadera naturaleza del arma. Con la Espada y la pieza escarlata en su poder, fue capaz de desplegar todo el poder del artefacto no solo porque tenía gran cantidad de ADN precursor en su sangre sino por su carisma natural[1]. Así, el ejército francés consiguió varias victorias durante el conflicto.
La conspiración[]
Tras usar la Espada con éxito para influir coraje en sus hombres e intimidar a sus enemigos, Juana la perdió durante el Asedio de París, donde fue recuperada por agentes templarios que la llevaron de vuelta a la cámara secreta del Temple. Sin embargo, la pieza escarlata permaneció con Juana, en una pequeña bolsa alrededor de su cuello[1]. Asimismo la muchacha fue tomada prisionera por los británicos.
Como parte del plan de los templarios, Juana fue acusada de brujería y condenada a la hoguera.
Mientras esperaba su sentencia, Juana fue rescatada por los Asesinos que habían acordado reemplazarla por Fleur, su doncella, quien se ofreció voluntaria para el sacrificio. Para evitar ser descubiertos, los Asesinos se vieron obligados a desfigurarla hasta el punto de que quedase irreconocible; por su parte, Juana le entregó la bolsa en la que se hallaba la pieza escarlata.
Fleur murió el 31 de mayo de 1431. El encargado de realizar la ejecución fue Geoffroy Thérage.
Vida posterior[]
Quince años después de su supuesta muerte, Juana, que ya no oía las voces de su juventud, volvió a encontrarse con un apesadumbrado Gabriel. Finalmente formaron un hogar y tuvieron un hijo[1].
Curiosidades[]
- Cada vez que usaba su carisma y el poder de la Espada del Edén para motivar y poseer a sus hombres, la piel de Juana comenzaba a emitir una especie de resplandor. Ello solo podía verse mediante la vista de águila.
- Simon y Victoria Bibeau en algún momento discutieron si Juana era, como Adha, un Fragmento del Edén viviente. Pero no llegaron a conclusión alguna.
- Aunque no está abiertamente confirmado es muy posible que Juana sea ancestro de Simon Hathaway, dado que tiene parentesco con Gabriel Laxart, con quien justamente ella tuvo un hijo.
- Juana es uno de los individuos con mayor porcentaje de ADN precursor a lo largo de la historia. Su primo Gabriel también, compartiendo algunas de sus habilidades, aunque en menor cantidad y potencia.
Apariciones[]
- Assassin's Creed II (en glifos)
- Assassin's Creed IV: Black Flag, el videojuego (mencionada en archivos)
- Assassin's Creed: Heresy