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«Si te preguntan, di que mandé el Fruto muy lejos. Diles que lo envié a Chipre o a Cipango o que lo lancé al fondo del mar. Diles lo que sea con tal de mantenerlos lejos de aquí. No deben hallar el Fruto, hasta que llegue el momento justo.»
―Altaïr Ibn-La'Ahad a su hijo Darim, 1257.


El Fruto del Edén #2, también conocido como "orbe", "reliquia del oráculo" o "Tesoro Templario", y catalogado por Industrias Abstergo como Fragmento del Edén 2, fue uno de los artefactos creados por la Primera Civilización para controlar a los humanos.

Portadores a lo largo de la historia[]

Historia[]

Era Isu / Prehistoria[]

Creado en algún momento de la Era Isu, el Fruto del Edén 2 era usado principalmente para mantener a los humanos, esclavos de la Primera Civilización, bajo control. Sin embargo, luego de la Catástrofe de Toba los precursores resultaron inmensamente mermados en cantidad y poco a poco su especie fue desapareciendo, y con ello los Fragmentos del Edén quedaron abandonados alrededor del mundo.

Siglo I a. e. c.[]

La Orden[]

En 49 a. e. c., la Orden de los Antiguos, un grupo de individuos poderosos que controlaba Egipto desde las sombras, se dirigió a Siwa, específicamente al templo de Amón, con el objetivo de abrir una cámara subterránea. Para ello trajeron a la fuerza a Bayek, protector del lugar, junto con su hijo Khemu.

Khemu con el Fruto del Edén 2

Un temeroso Khemu sosteniendo el Fruto del Edén.

Arrodillado frente a su asustado hijo, que por un momento sostuvo el orbe sin resultado alguno, Bayek señaló no tener idea de cómo abrir la cámara o de lo que había dentro.

Frustrados, los enmascarados decidieron retener a ambos mientras evitaban las sospechas del faraón, que rondaba la zona. Poco después, en un intento por huir de sus captores, el medjay mató a su propio hijo[1].

A partir de ese momento Bayek y su esposa iniciaron una cacería por los responsables. Un año después, tras eliminar a Rudiek, la Garza, regresó a su tierra para buscar a su siguiente objetivo, Medunamun, el Ibis, que ahora era oráculo del templo.

Bayek matando a Medunamun con el Fruto

Bayek golpeando a Medunamun con el Fruto.

Tras librarse de unos soldados del faraón junto a su amigo Hepzefa, Bayek se dirigió al templo de Amón para acabar con el oráculo. Luego de poner a buen recaudo a unos cinco sacerdotes, el medjay logró encontrar a Medunamun y eliminarle llevándose además el orbe -el Fruto del Edén- que llevaba consigo[1].

Sin saberlo había reactivado el artefacto tras tocarlo[7].

Bayek continuó su camino a Alejandría, encontrándose con su amada Aya en un escondite bajo un monumento. Como Genadio, el phylakitai de la ciudad, estaba buscándola ella se había visto obligada a ocultarse de momento. Mientras conversaban, le mostró a su esposa el orbe con que mató a Medunamun.

Bayek partió prometiendo acabar tanto con Genadio como con otro miembro de la Orden de los Antiguos apodado "la Serpiente", encargándole el orbe en algún momento[1].

Bayek y Aya[]

Tras reunirse con Julio César en persona, Cleopatra logró concretar la alianza que le permitiría retomar el trono de Egipto. Para impresionar aún más al romano, la reina exiliada pidió a Aya, guerrera de su confianza, hallar un modo de entrar a la tumba de Alejandro Magno.

Luego de atravesar un muro dañado y recorrer las cloacas encontraron el sarcófago del mítico conquistador. En la base que sostenía el cuerpo Bayek leyó símbolos que hablaban sobre la cámara de Siwa y "una esfera con dibujos" que unida al cetro de Alejandro convirtió a un hombre en rey y a un rey en dios. Tras ello preguntó a su esposa por el orbe, la mujer respondió que se lo había entregado a Apolodoro, consejero de Cleopatra. Luego de explorar el lugar, dejaron entrar a la reina y César[1].

El León y el Chacal[]

En 47 a. e. c., tras la muerte de Ptolomeo XIII, Cleopatra y César consolidaron su poder sobre la región olvidando su deuda con Bayek y Aya y más bien aliándose con la Orden de los Antiguos. Decepcionados, ambos analizaron la situación y recordaron que Flavio y Septimius habían mostrado mucho interés en el cetro de Alejandro; de hecho Septimius lo había tomado hacía poco.

Cuando llegaron a la tumba encontraron a un moribundo Apolodoro rodeado de soldados. Tras librarse de ellos, les contó que le habían arrebatado el orbe para luego partir a Siwa. Advirtiendo que su pueblo se hallaba en peligro, exhaló su último aliento.

Flavio abre la cámara de Siwa

Flavio usando el Fruto y el Cetro para abrir la cámara de Siwa.

Al llegar a Siwa, encontraron un desastre. En la cámara Bayek encontró el cuerpo sin vida de Hepzefa y lo llevó en sus brazos para darle un mejor lugar. En el camino Rabiah, que estaba socorriendo a los heridos, explicó lo sucedido: los romanos habían irrumpido en el lugar. Flavio y Septimius lograron entrar a la cámara gracias al orbe y el cetro, y Hepzefa murió intentando detenerles[1].

Luego de despedir a los difuntos, Bayek partió rumbo a Cirene. Según los rumores Flavio se había dirigido allí.

El villano dejó su rastro por el lugar, el medjay lo comprobó en un refugio cercano. Flavio usó los poderes del artefacto para controlar a las personas que se le opusieron y obligarlos a matarse entre ellos. Junto a una joven llamada Praxila, Bayek oyó lo sucedido de boca de una anciana llamada Nenet.

Al llegar a Cirene, Bayek contactó a Diocles, un amigo de Praxila. Este le dijo que Flavio se encontraba en la Acrópolis, rodeado de soldados. Sin mucha dificultad Bayek se libró de los hombres de Flavio e ingresó al templo principal por una ventana. Su objetivo le esperaba con el Fruto en la mano, creyéndose un dios.

Flavio se cree un dios

Flavio con el orbe en sus manos.

A pesar del poder de Flavio, que se valió del orbe para generar siluetas tangibles que atacasen a Bayek, invisibilidad temporal y ondas dirigidas para ralentizar sus movimientos, el medjay se alzó vencedor. Finalmente vengó la muerte de su hijo Khemu[1].

Tras confirmar la muerte del procónsul y recuperar el orbe, Bayek abandonó el lugar.

Los Ocultos[]

Bayek deja el Fruto en un lugar seguro

Bayek dejando el Fruto en un cofre.

En Alejandría, Aya formaba un grupo para enfrentarse al poder de la Orden en Roma. A pesar de no apoyar aquella decisión, Bayek tuvo que aceptarla. Antes de despedirse de su esposa dejó el orbe en un cofre, esperando que ya no volviese a causar daño[1].

Siglos XII y XIII[]

En manos de Al Mualim[]

Los diez y el Templo de Salomón[]

En 1191, diez sujetos encontraron el Fruto bajo las ruinas del Templo de Salomón en Jerusalén. Aunque no lo tomaron en ese instante, uno de ellos, el Gran Maestre de los Caballeros Templarios Roberto de Sablé planeó hacerse con él para así controlar toda Tierra Santa en nombre de su orden[2].

El Arca de la Alianza

El Arca de la Alianza, con el Fruto sobre ella.

Ese mismo año, los Asesinos Altaïr Ibn-La'Ahad, Malik Al-Sayf y su hermano Kadar fueron enviados para tomar el artefacto antes que los templarios y llevarlo a Masyaf.

Sin embargo, fueron sorprendidos por De Sablé y sus hombres que habían llegado también para reclamarlo. En un arranque de impulsividad Altaïr intentó acabar con la vida del Gran Maestre pero solo consiguió alertarle aun más. De Sable lanzó al encapuchado fuera de la habitación y ordenó a sus hombres acabar con los otros dos Asesinos.

El Fruto va a Al Mualim

Un Asesino, por orden de Malik, entregando el Fruto a Al Mualim.

Avergonzado, Altaïr regresó a Masyaf para informar a su mentor, Al Mualim, del fracaso de la misión. Sin embargo, contrario a lo que creía, no era el único sobreviviente. Malik, malherido, habría logrado huir con el Fruto y llegó poco después de Altaïr para entregarlo al mentor.

Al mismo tiempo, un ejército liderado por Roberto de Sablé asedió Masyaf pero fue repelido por los Asesinos, entre ellos Altaïr[2].

Por su insolencia al quebrantar el credo, Altaïr fue degradado al rango de novicio y encargado con la misión de acabar con los principales templarios que operaban en Tierra Santa, De Sable encabezándolos. Altaïr fue acabando con ellos, uno a uno, mientras Al Mualim tenía el artefacto en todo momento. Sin embargo, a medida que avanzaba en su misión, Altaïr fue teniendo dudas sobre la naturaleza de su misión. Estas sospechas llegaron a tener razón cuando el último de sus objetivos, Roberto de Sablé, le informó de que no habían sido nueve hombres los que vieron el Fruto sino diez, siendo el décimo el propio Al Mualim[2].

El alumno supera al maestro[]

Tras matar a De Sablé, Altaïr se dirigió presuroso a Masyaf, pero Al Mualim había hipnotizado a los pobladores y Asesinos de la zona y estaba listo para enfrentarse a su aprendiz en el jardín del castillo. Admitiendo que había sido seducido por el poder del artefacto, Al Mualim pensaba usarlo para poner fin a las Cruzadas y traer la paz a Tierra Santa. Pero Altaïr, que era un tanto invulnerable al control mental del Fruto, mantuvo su oposición y se vio obligado a batirse a duelo con su maestro.

Al Mualim sosteniendo el Fruto

Al Mualim sosteniendo el Fruto.

Aunque el anciano usó varios de los poderes del Fruto, como crear fantasmas de los templarios que Altaïr había matado y clones de sí mismo, finalmente murió a manos de este. Altaïr, que había prometido que destruiría el Fruto ni bien tuviera la oportunidad, fue incapaz de hacerlo en ese momento y vio, junto a Malik y otros tres Asesinos, cómo un mapa proyectado del mundo salía de la esfera, mostrando la ubicación de más artefactos[2].

El funeral del mentor[]

Tras la escena, Altaïr llevó cargando el cuerpo de Al Mualim y lo condujo a una pira para asegurarse de que no fuese otro de sus fantasmas. Tal acción despertó reacciones dispares, entre ellas la de Abbas Sofian, ya que no era parte de sus costumbres el quemar un cuerpo. En medio del descontento Abbas lanzó a Altaïr cuesta abajo acusándole de usar la hermandad para sobreponer sus propios intereses, despertando una trifulca entre los demás Asesinos.

Abbas sigue amenazando

Abbas empuñando el Fruto del Edén 2.

Abbas entonces se dirigió al estudio del difunto mentor y tomó el Fruto, pero no fue capaz de dominar su poder y provocó una continua onda de energía que fue consumiendo la vida de todos en la zona, incluido el propio Abbas. Altaïr, pudiendo resistir un poco más, escaló hasta donde se encontraba su rival y tomó el Fruto deteniendo aquello. En el suelo, un debilitado Abbas pidió disculpa por su error, mientras Altaïr pensaba qué hacer con tamaño poder[3].

En manos de Altaïr[]

El Archivo Templario[]

Al igual que Al Mualim, Altaïr llevó consigo el Fruto en todo momento. A lo largo de los años, Ibn-La'Ahad lo usó para desarrollar la hermandad así como para crear nuevos dispositivos y técnicas de asesinato. Todo lo que descubría en esa investigación lo anotaba en un códice.

En 1193, mientras se encontraba en la búsqueda del Archivo Templario, el Asesino se halló con el cadáver de Alejandro, miembro de la resistencia contra los templarios, en el Castillo de Lémesos. Observando la escena estaba el responsable, uno de los agentes de Armand Bouchart[8].

Altaïr usa el Fruto en Chipre

Como parte de su plan para acabar con él y tomar el artefacto, una muchedumbre furiosa por creer que el encapuchado era un traidor irrumpió en el castillo. Altaïr, queriendo evitar lastimar a inocentes, usó el Fruto para tranquilizarles y ordenarles volver a casa.

Los rebeldes hipnotizados por el Fruto

Altaïr usando el Fruto del Edén 2 para calmar a los rebeldes de Chipre.

El agente entonces se disponía a enfrentarse a Altaïr pero para su sorpresa Maria Thorpe estaba detrás de él y le atravesó con su espada, acabando con su vida. Siguiendo a Maria, Altaïr llegó al Archivo y allí mismo acabó con la vida de Bouchart[8].

Tras acabar con el Gran Maestre y huir del colapso del Archivo, Altaïr decidió que lo mejor que podía hacer con el Fruto era estudiarlo cuanto pudiera para así comprender su naturaleza[8].

Conflictos en la hermandad[]

En 1217 Altaïr, Maria y su hijo Darim emprendieron un viaje para acabar con Genghis Khan, líder del ejército mongol. Altaïr sospechaba que el gran poder del kan se debía a un Fragmento del Edén. Durante su ausencia, Abbas había ordenado la muerte del menor hijo de su rival, Sef, y encarcelado a Malik. Con el camino libre para tomar el poder, Abbas ordenó la creación de un consejo para liderar la orden, con él mismo a la cabeza.

En 1227, tras acabar con Genghis Khan, Altaïr y su familia regresaron a Masyaf encontrándose con toda la tragedia. Entonces se dirigieron al jardín del castillo para exigir explicaciones e intentar convencer a los demás de no seguir a Abbas. Este último dijo que le contaría la verdad si le entregaba el Fruto. Altaïr aparentemente aceptó y lo sacó delante de él.

Altaïr usando el Fruto sobre Swami

Altaïr usando el Fruto sobre Swami.

Abbas entonces ordenó a su aprendiz Swami ir a tomarlo de las manos de Ibn-La'Ahad. Mientras el aprendiz se acercaba, reveló que antes de ejecutar a Sef le había convencido de que fue su propio padre quien lo había ordenado. Ante tal revelación, Altaïr usó el poder del artefacto sobre Swami, obligándole a herirse con su propia arma. Maria, intentando detener su sed de venganza, se interpuso entre ambos y terminó recibiendo una puñalada de Swami.

Con Abbas ordenando a todos sus hombres acabar con Altaïr y arrebatarle el Fruto, este se vio obligado a huir de Masyaf en compañía de Darim, mientras Abbas gritaba que a pesar de todo la esfera sería suya algún día[3].

Conocimiento adquirido[]

Entre los varios objetos que desarrolló con el conocimiento del Fruto se encuentra una armadura hecha de un metal tan resistente y ligero que Altaïr decidió ocultarla temiendo que cayera en manos equivocadas. Asimismo fue capaz de crear lo que luego se conocería como cañón oculto. De hecho, tras un exilio voluntario de 20 años, un anciano Altaïr regresó a Masyaf para reclamar el puesto de mentor de forma definitiva. Y el arma que usó para acabar con Abbas fue justamente el cañón oculto que había logrado construir[3].

Altaïr combatiendo a los mongoles con el Fruto

Altaïr usando el Fruto para combatir a los mongoles.

A través del tiempo, el Fruto también había enseñado a Altaïr cierto conocimiento sobre los precursores, así como la amenaza que se acercaría en algún momento a la humanidad. El artefacto también había guiado al Asesino hasta seis Sellos de memoria, los que usaría para imprimir algunos de sus recuerdos más importantes.

El asedio mongol. La biblioteca[]

En 1257, mientras Hülegü Khan lideraba un asedio sobre Masyaf, Altaïr escoltó a los hermanos Niccolò y Maffeo Polo a su nave a las afueras de la aldea. Con el Fruto en la mano, el anciano creó un ejército de fantasmas que se enfrentaba a los mongoles, abriéndose así paso a través de la batalla.

Hülegü, sin embargo, fue capaz de ver a través de aquellas ilusiones usando la Espada del Edén que había heredado de su abuelo[9].

Ese mismo día, 12 agosto de 1257, Altaïr decidió encerrarse en la biblioteca que había ordenado construir junto con el Fruto del Edén. Tras despedirse de su hijo, desearle una vida feliz, apagar las antorchas y guardar el artefacto, Altaïr se sentó con un último Sello de memoria en la mano y expiró[3].

Siglo XVI[]

En 1512, tras una búsqueda que comenzó con una carta escrita por su padre Giovanni, el Mentor de los Asesinos italianos Ezio Auditore da Firenze descubrió ocultas en Constantinopla cinco Sellos de memoria que Altaïr entregó a los hermanos Polo, conocidos como las Llaves de Masyaf.

Ezio se rehúsa a tomar el Fruto

Cuando llegó al castillo de Masyaf en compañía de Sofia Sartor, Ezio usó las Llaves para abrir la puerta de la biblioteca y descubrir lo que había dentro. Contrario a lo que creía, no había nada de valor salvo el cadáver del legendario Altaïr y un sexto Sello de memoria. Tras ver el recuerdo que esta contenía, Ezio descubrió cerca el Fruto del Edén 2, pero prefirió dejarlo ahí pues ya había visto suficiente "para una vida"[3].

En ese instante, el Fruto activó el nexo de sincronización, permitiendo a Júpiter, un Isu, comunicarse con Desmond Miles, quien se vería obligado a revivir aquellos recuerdos para poder salir del coma provocado por el efecto sangrado. Ezio sirvió como conductor para aquel mensaje.

De algún modo el Fruto terminó en manos de la reina Isabel I de Inglaterra, quien heredó el trono luego de que su hermana María I muriese a manos de los Asesinos[10]. La reina Isabel lo tuvo en sus manos al menos a partir de 1559[4].

John Dee, consejero de confianza de la reina, sabía que esta tenía en su posesión dicho artefacto. Incluso luego de su muerte en 1603, este envió a la hijastra de su antiguo colega Edward Kelley, Elizabeth, un curioso regalo de bodas: un cuadro de Isabel sosteniendo el Fruto el día de su coronación[11].

Siglo XX[]

Siglos después, el Fragmento fue usado por Mahatma Gandhi para liberar la India a principios del siglo XX. Gandhi lo tuvo al menos a partir de 1930, año en el que encabezó la Marcha de la Sal.

Gandhi marchando con el Fruto

Gandhi con el Fruto del Edén durante la Marcha de la Sal.

Sin embargo los templarios descubrieron ello y orquestaron su muerte en 1948, tomando no solo su vida sino también el artefacto.

En 1963, con el plan para asesinar al presidente John F. Kennedy en mente, los templarios usaron el Fruto del Edén 2 para "entrenar" al agente William Greer con instrucciones de tomar el Fruto presidencial justo después de que el objetivo recibiera el disparo mortal[6].

Siglo XXI[]

Para el siglo XXI, Industrias Abstergo estaba experimentando con el Fruto en unas instalaciones ubicadas bajo el Aeropuerto Internacional de Denver. Sin embargo, en algún momento anterior a octubre de 2011, Daniel Cross visitó el área y sufrió un episodio de violencia como resultado del efecto sangrado y su cercanía al artefacto. Como resultado, Daniel mató a todos los que se encontraban en las instalaciones y el Fruto se destruyó en extrañas circunstancias ocasionando la destrucción del aeropuerto y la muerte de muchos inocentes[2].

El testigo de Denver

Correo amenazante recibido por Warren Vidic.

Aquel hecho, que pasaría a ser conocido como el Accidente del satélite DIA, afectó los planes de los templarios. Ahora sin un Fruto, Abstergo se vio obligada a postergar el lanzamiento del denominado Ojo de Abstergo y encontrar la pista de un nuevo Fragmento. La búsqueda tendría éxito un año después, cuando encontraron a Desmond Miles, cuyo linaje resultaría de gran valor para la empresa en el periodo siguiente.

Además, al menos un civil había presenciado lo sucedido en Denver incluyendo el Fruto. El 4 de septiembre de 2012 escribió un correo a Warren Vidic amenazando con decir la verdad al público[2].

Curiosidades[]

  • A diferencia de Ezio, la salud de Altaïr no era afectada al momento de usar el Fruto del Edén 2.
  • En el enfrentamiento final entre Flavio y Bayek puede observarse que los "fantasmas" creados por el Fruto llevan una réplica del artefacto en una mano.
  • Tras vencer a Flavio y recuperar el orbe es posible dirigirse a la cámara bajo el templo de Amón en Siwa y oír un mensaje de los precursores.

Apariciones[]

Galería[]

Fuentes y/o referencias[]

  1. 1,00 1,01 1,02 1,03 1,04 1,05 1,06 1,07 1,08 1,09 1,10 1,11 1,12 1,13 1,14 Assassin's Creed: Origins, el videojuego
  2. 2,0 2,1 2,2 2,3 2,4 2,5 2,6 2,7 2,8 2,9 Assassin's Creed
  3. 3,0 3,1 3,2 3,3 3,4 3,5 Assassin's Creed: Revelations, el videojuego
  4. 4,0 4,1 Assassin's Creed II - Glifo 02: Sesenta y cuatro casillas Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «:2» está definido varias veces con contenidos diferentes
  5. Assassin's Creed II - Glifo 04: Descendientes
  6. 6,0 6,1 6,2 6,3 Assassin's Creed II - Glifo 09: Triplete
  7. Assassin's Creed: Graphics
  8. 8,0 8,1 8,2 Assassin's Creed: Bloodlines
  9. Assassin's Creed: Memories
  10. Assassin's Creed II - Glifo 15: Guardianes
  11. Assassin's Creed: Project Legacy - Capítulo 3: Ciencia divina - Elizabeth Jane Weston

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