El hábito no hace al monje fue una representación virtual de una de las memorias genéticas de Ezio Auditore da Firenze, revivida por Desmond Miles en el 2012 a través del Animus.
Descripción[]
Ezio Auditore llegó a Monte Oliveto Maggiore durante su búsqueda para encontrar Stefano da Bagnone. Mientras estaba allí, se reunió con uno de los mercenarios de su tío.
Dialogo[]
- Mercenario: ¡Ah, estás ahí! Hemos encontrado a Stefano da Bagnone. Sigue este camino y llegarás a la abadía donde se ha refugiado.
Espera, antes de ir... Toma esto. Puedes usarlo para distraer al enemigo.
El mercenario le dio a Ezio tres bombas de humo.
- Ezio: Gracias, amigo.
Ezio se dirigió hacia la abadía, pero descubrió que muchos guardias se habían disfrazado de monjes y estaban protegiendo a Stefano. Después de infiltrarse en la abadía sin ser detectado, Ezio notó a Stefano caminando por el patio, hablando con un compañero monje.
- Monje: Recemos, hermano.
- Stefano: ¿Rezar? ¿Para qué?
- Monje: ¡Para pedir protección!
- Stefano: Si crees que al SEÑOR le interesan nuestros asuntos, es que eres un ingenuo. Pero, por favor, si te ayuda a pasar el rato sigue engañándote a ti mismo.
- Monje: Eso es una blasfemia.
- Stefano: No. Es la verdad.
- Monje: Pero atreverse a negar que Dios existe...
- Stefano: ... Es la única respuesta racional cuando te enfrentas a la afirmación de que hay un chiflado invisible en el cielo. Créeme, si lo que cuenta tu valiosa Biblia es verdad, Dios ha perdido del todo la cabeza.
- Monje: ¿Cómo te atreves a hablar así? Llevas sus hábitos...
- Stefano: Solo porque gracias a ellos pude acercarme lo suficiente a los Medici. Pero tienes razón, debería pensar en cambiarme... DESPUÉS de acabar con el Asesino.
- Monje: ¡Ah! ¡Ese demonio impío!
- Stefano: En esto estamos de acuerdo.
- Monje: Dicen que el Diablo le ha dotado de fuerza y velocidad sobrenaturales.
- Stefano: ¿El Diablo? No. Son dones que se ha ganado él mismo entrenando. Es increíble lo que os cuesta atribuirle a cada persona sus propios méritos. Creo que si pudierais, convertiríais a todo el mundo en víctimas.
- Monje: Te perdono tu falta de fe y tu lengua viperina. Sigues siendo uno de SUS hijos.
- Stefano: Te he dicho... Bah, qué más da. Me rindo. Es como hablarle a una pared.
- Monje: Rezaré por ti.
- Stefano: Como quieras. Pero hazlo EN SILENCIO. Debo hacer guardia.
Ezio salió de la multitud y asesinó a Stefano.
- Stefano: Ahora sabré quién tenía razón...
- Ezio: ¿Dónde está Jacobo?
- Stefano: Ya me da igual decirlo. Se reúnen a la sombra de los dioses romanos.
- Ezio: Ahora te libero de tu miedo. Requiescat in pace.
Resultado[]
Ezio asesinó a Stefano da Bagnone y descubrió la ubicación de la próxima reunión templaria.