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Los Cuervos (en inglés Crows) fueron una organización creada por César Borgia para cazar a los Asesinos durante el Renacimiento. Conformada por antiguos miembros de la hermandad, esta agrupación se valió de las mismas técnicas que usaban sus objetivos convirtiéndose en una temible fuerza conocida por los pobladores de la Toscana[1].

Entradas en la base de datos[]

En Assassin's Creed: Identity[]

Creada por César Borgia como una facción anti-Asesina especializada, la compañía conocida como los Cuervos fue pensada para erradicar la presencia de la Orden en Italia. Sus excepcionales habilidades de camuflaje los hicieron invisibles para todos, salvo aquellos de la hermandad que poseían la vista de águila.

Su comportamiento era cruel, mortífero y una burla para con las formas de los Asesinos. Según avanzaban los rumores, se decía que incluso fueron entrenados por un miembro de la hermandad española. Su uniforme consistía en una armadura de cuero negro azabache adornada con plumas de cuervo y una pequeña capa. Luchaban usando unas exóticas espadas y su propia versión de la hoja oculta a la que llamaban "hoja córvix".

Su jerarquía era simple. Los Iniciados llevaban ropa negra lisa sobre su armadura, mientras que aquellos llamados "Líderes Cuervos" eran galardonados con sus uniformes y hojas córvix.

Supuestamente la facción tenía un solo maestro, al que a veces se referían como "Il Corvo".

Historia[]

Origen[]

Los primeros miembros[]

Entre 1495 y 1498, César Borgia comenzó a maquinar la idea de crear una unidad templaria dedicada exclusivamente a combatir a los Asesinos italianos. Convencido de que la mejor táctica era usar las mismas habilidades que hacían tan peligrosa a la hermandad, puso en marcha su plan.

Para ello envió a un grupo de huérfanos a la Abadía de Vallombrosa con el fin de ser entrenados por Rafael Sánchez. Este, creyendo que en verdad buscaban formar parte de la hermandad, accedió. Una vez terminado el entrenamiento, César convocó a su aliado Sirus Favero para liderar aquel grupo, pasando a ser conocido como "los Cuervos".

Tratando a cada chico como un hijo suyo, Favero se encargó de iniciarlos en la doctrina templaria ganándose además su lealtad y confianza[2].

Creando las hojas córvix[]

Poco después del asedio de Monteriggioni en 1500, César envió a su agente Pietro de Galencia para hacerse con planos de la hoja oculta bajo la Villa Auditore. La misión llevó un par de años pues el espía debía camuflarse entre los pobladores para conocer sus secretos, pero no le libró del radar de los Asesinos que enviaron a un agente para eliminarlo.

Aunque De Galencia murió antes de escapar de la ciudadela, finalmente los planos llegaron a manos de los templarios. Con ese conocimiento en su poder, César tenía el camino libre para brindar a los Cuervos un arma eficaz y mortífera, por lo que se los entregó a un herrero llamado Demetrio y le obligó a fabricar una versión mejorada de la icónica hoja. Así nacería la hoja córvix[2].

Cuando Demetrio se negó a continuar trabajando para él, César lo castigó cortándole la lengua y torturándolo durante días[2].

Enfrentando a los Asesinos[]

La amenaza fantasma[]

Con todo un repertorio de habilidades en combate, sigilo y espionaje, los Cuervos se dedicaron a lanzar ataques desde las sombras; sin embargo no solo eliminaban a enemigos de César sino que también desfogaban su ira contra viajeros alrededor de la Toscana. Y aunque en la teoría debían ser una fuerza encubierta, no dudaban en eliminar poblados y villas enteras por pura diversión.

Los rumores llegaron a oídos de Nicolás Maquiavelo pero no les prestó debida atención. Sería recién con el intento de asesinato a Da Vinci cerca de la basílica de la Santa Cruz que la hermandad reaccionaría[2].

En Roma durante 1506, Lo Sparviero -el mismo Asesino que salvó a Leonardo- descubrió un par de hojas córvix junto a los planos robados años atrás. Poco después rescató de la horca a un hombre que intentó matar a César Borgia descubriendo que se trataba de nada más y menos que Demetrio il Silente, quien al ver las hojas confirmó que eran un prototipo.

Ahora un aliado y protegido de la hermandad, el herrero compartió todo lo que sabía sobre los Cuervos.

Un cuervo entre águilas[]

Un simple mercader[]

Una noche, los Cuervos esperaban un cargamento de hojas córvix y armaduras en el Coliseo. Mientras tanto, Lo Sparviero fue enviado a la zona para investigar.

El resultado fue un enfrentamiento entre ambas facciones donde murió un Líder Cuervo, Matteo Favero, y fue capturado el propio Sirus, que alegaba ser un simple mercader de armas y no un simpatizante de los Borgia. Aquello no era del todo falso: en los últimos años las diferencias entre César y Sirus respecto a la ideología de los Cuervos había llevado a más de una discusión, y para el momento de su captura el propio César los tenía como una unidad rebelde[2].

Ejerciendo de aliado de la hermandad, Sirus Favero ayudó a sabotear los planes de los Borgia en más de una ocasión y se ganó la confianza de Maquiavelo. De hecho, gracias a un cifrado suyo Lo Sparviero consiguió traducir un libro robado de la biblioteca personal de César descubriendo así que los Cuervos eran liderados por un hombre que se hacía llamar "Il Corvo".

Los meses pasaban y los Asesinos no daban con el paradero de dicho sujeto, por lo que Sirus sugirió revisar la correspondencia entregada por los mensajeros Borgia[2].

Descubriendo la traición[]

Reuniéndose con Lo Sparviero en el castillo de San Ángelo, Sirus señaló a un mensajero que podría serles útil. Tras obtener las cartas, el hombre ordenó esperar mientras buscaba el escondite de los Cuervos en la zona. Aunque el Asesino aceptó, algo en su forma de actuar le resultó sospechoso por lo que decidió seguirlo. El rastro lo condujo finalmente a una trampa donde varios Cuervos Líderes se enfrentaron a él.

Proclamando venganza por la muerte de su hijo, Sirus escapó en cuanto sus hombres fueron derrotados. Frustrado y cansado, Lo Sparviero regresó con la hermandad[2].

El final[]

Ahora expuesto como Il Corvo, Sirus hizo llamar a todos sus aprendices a lo largo de la región invocando su presencia en Roma. Su plan era lanzar una ofensiva mayor contra los Asesinos por lo que, ni bien llegaron sus fuerzas, lanzó varios ataques en la ciudad antes de que tuvieran oportunidad de agruparse.

En efecto, los encapuchados no lograron defenderse con propiedad. El mismo Nicolás Maquiavelo llegó cuando los ataques empezaron y apenas pudo convocar a un solo Asesino, Lo Sparviero, para contraatacar. Aunque todo parecía ir a favor de los Cuervos, aquel único hombre lograría desbaratar sus planes[2].

Colándose por debajo del puente de San Ángelo, el encapuchado consiguió entrar al castillo donde Sirus se había acuartelado y plantó cara a cualquier obstáculo. A pesar de su inferioridad numérica, Lo Sparviero eliminó a varios enemigos quebrantando así la moral de los Cuervos que comenzaron a rendirse y entregar las armas. Il Corvo murió aquel mismo día.

Paralelamente los guardias de la ciudad reafirmaron su autoridad y arremetieron contra el escondite de la organización luego del ataque de los Asesinos. Afortunadamente Lo Sparviero había recuperado información de dicho lugar, destacando correspondencia entre Sirus y César además de ciertas referencias a un cubo de cristal[2].

Los Cuervos no lograron recuperarse de tamaña derrota y los pocos sobrevivientes que escaparon a Forli serían eliminados poco después[2].

Miembros conocidos[]

Organización[]

Originalmente una rama dentro de la Orden de los Templarios, los Cuervos contaban con una jerarquía sencilla que constaba de tres rangos: Iniciado, Líder Cuervo y Maestro[2].

Las fuerzas armadas de los Cuervos eran muy parecidas a las de los guardias de la ciudad, llevando todas el color negro en su atuendo. Es posible reconocer a unidades como los arqueros, ágiles y brutos, además de guardias papales exclusivamente en la operación final[2].

Curiosidades[]

  • En el juego, los Cuervos dispersos a lo largo de la ciudad tienen el mismo aspecto que un civil normal con la única diferencia siendo el color de su ropa, que es negro o gris. Una vez detectados mediante la vista de águila o al entrar en combate, su aspecto daba paso a la armadura característica.

Apariciones[]

Galería[]

Fuentes y/o referencias[]

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