Io:nhiòte era una de las dos hijas de Ratonhnhaké:ton, también conocido como Connor Kenway.
Historia[]
En abril de 1796 Ratonhnhaké:ton llevó a la pequeña Io:nhiòte a las afueras de Nueva York con el fin de enseñarle a cazar y rastrear. Aunque ya tenía idea del fin de aquellas enseñanzas, la pequeña no entendía por qué su padre la eligió exactamente a ella en lugar de su hermano o su hermana. Este respondió que se debía a que ella era capaz de ver lo que otros no, además de por sugerencia de su madre. Luego le señaló un punto cercano a un río y le pidió analizar el paisaje.
En poco tiempo Io:nhiòte explicó que hace no mucho un ciervo se había situado allí para beber. Incluso señaló que se trataba de un macho. Su padre, atento, le preguntó cómo podía saber todo ello, a lo que ella respondió que simplemente le parecía obvio, como si el propio bosque le contara lo que sucedió. Tras eso padre e hija partieron en busca del animal[1].
Emocionada, Io:nhiòte se adelantó hasta poder ver al ciervo. Mientras lo acechaba, este se percató de la niña y huyó. Sin querer perder la oportunidad, ella se dispuso a perseguirlo pero dio un paso en falso que la hizo trastabillar cerca a un borde. Aunque se acercó corriendo lo más rápido posible, Ratonhnhaké:ton llegó justo cuando la pequeña cayó.
Cuando recuperó la consciencia, Io:nhiòte encontró a su padre a su lado. Este le explicó que la caída, aunque no grave, había provocado una hinchazón en su pie derecho. Io:nhiòte pidió perdón por haberse precipitado, pero su padre no la reprendió y más bien lamentó no haber podido estar más cerca. El Asesino se dispuso a buscar agua fría para bajar la hinchazón del pie de la pequeña, quien temerosa le pidió quedarse. Él aseguró que no demoraría mucho y más bien le pidió pensar en algún modo de explicar lo sucedido a su madre[1].
Rato después, mientras buscaba hojas para jugar, Io:nhiòte se percató de algunas huellas de lobo. Temiendo por su padre empezó a gritar sin lograr avisarle por lo que se dispuso a llorar.
Sin embargo en ese mismo momento un águila cruzaba el cielo. Io:nhiòte la observó y, de algún modo, generó una conexión entre ambos que le permitió ver dónde se encontraba su padre. El ave entonces chilló repetidas veces, alertándole así del peligro. Ratonhnhaké:ton volteó justo a tiempo para responder al animal clavándole su hoja oculta. Dolido por la innecesaria muerte del animal, este se disculpó. Sin embargo una herida asomó alrededor de las costillas del lobo: se trataba de una herida de mosquete antigua e infectada. Comprendiendo el dolor que debió haber pasado, el Asesino se tranquilizó pensando que ahora estaba en paz.
Cuando regresó con Io:nhiòte, esta se lanzó a sus brazos, contenta de tenerle sano y salvo del ataque del lobo. Sorprendido, le preguntó cómo supo de lo sucedido. La niña respondió diciendo que gracias al águila pudo ver.
El Asesino reparó en aquella respuesta y le dijo que su talento iba mucho más allá de la caza[1].
Legado[]
En 2016, poco después de asumir el manto del Cruz Negra, Otso Berg revivió los recuerdos de Io:nhiòte para analizar a su padre desde otra faceta. Aunque buscaba comprender el modus operandi y la forma de pensar de los Asesinos, Berg descubrió en los recuerdos de Io:nhiòte el valor de la familia como impulso de vida por lo que, tras meditarlo, llamó a su hija Elina para hablar un momento con ella[1].
Curiosidades[]
- Io:nhiòte (pronunciado yo-nee-hyo-deh) significa "arco iris". Este significado es metafórico pues representa la calma y felicidad que descubrió Connor luego de la tormenta que vivió durante la revolución.
- La gorguera de concha que lleva Io:nhiòte en el pecho es un homenaje y referencia a Kaniehtí:io.
- Junto con Bayek y Khaliset, Io:nhiòte es de los pocos personajes en la franquicia que tiene la capacidad de conectarse con los animales.
Apariciones[]
- Assassin's Creed: Reflections (primera aparición)
Galería[]
