«Una gran sabiduría conlleva un gran dolor. Quien aumenta su saber, aumenta su pesar.»
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Los anglosajones fueron unos pueblos germanos que en el siglo V, aprovechando la marcha del Imperio romano de Gran Bretaña, lanzaron una invasión contra la isla. Los anglosajones consiguieron expulsar a la población local y establecieron durante cinco siglos una serie de reinos y dinastías.
Los anglosajones estaban formados por tres tribus: los anglos (fundadores de los reinos de Mercia y Estanglia), los sajones (fundadores de Wessex, Essex y Sussex) y los jutos (del reino de Kent). Con el tiempo, las tribus acabaron por combinarse y formaron los conocidos como anglosajones.
En el siglo IX, el rey Alfredo de Wessex trató de unificar los reinos anglosajones bajo un solo país para intentar hacer frente a la amenaza vikinga que amenazaba Gran Bretaña.[1] Aunque la unificación fue llevada con éxito de manera gradual, tanto los ataques de los vikingos como de los normandos provocó que poco a poco los anglosajones fueran expulsados de la nobleza británica, aunque siguieran formando gran parte de la población total.